Llenó un largo período d ela vida elisense.
Su rengera, muy pronunciada al caminar, fue el resultado (según referencias oídas) de sus cualidades de amazona criolla.
Cuéntese que en la estancia de Don José Ballestrini, al enlazar montada sobre un caballo en plena carrera, aún toro novillo, con un tiro que hubiera envidiado el mejor pialador del pago, al cortarse aquel por el formidable cimbronazo, se le dió vuelta el pingo y al caer la apretó contra el suelo, quebrándole la pierna cerca de la cadera y quedando el fugitivo con el pescuezo roto.
Levantó su rancho en el ángulo ESTE del poblado, cerca de Don Plencio Aguirre. Allí llegaba con mi reparto de pan, grabando imágenes que perduran limpias como un cristal, después de sesenta años.
Sus hijos son: María, Victoriano y Ramón....
La primavera ya se siente en el ambiente!
Hace 11 años
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